En la República Argentina las mayores emisiones de gases de efecto invernadero provienen del sector energético (49%) y de las actividades agrícolas y ganaderas. Un incremento de 2° C y la concurrencia de eventos climáticos extremos impactará de lleno en la actividad agrícola y ganadera del país y por ende en nuestra economía dependiente de este sector. La economía argentina es de base agropecuaria, nutre la demanda interna y provee gran parte de las divisas ganadas del sector externo. El ciclo económico argentino evolucionó frecuentemente con la expansión de las actividades agropecuarias. Las consecuencias del cambio climático y la necesidad de encontrar combustibles sustitutos frente a la creciente escasez ha generado en nuestro país, la necesidad de sustituir al petróleo por otras energías alternativas. Se requieren políticas de Estado en donde se promueva la investigación. Es necesario que los gobiernos destinen parte de sus ganancias en una verdadera reconversión energética. No se debe cometer el error de atender solo a la coyuntura del momento, sino que se debe pensar en un planeamiento a largo plazo, requiriéndose al efecto acuerdos parlamentarios multipartidarios. Las energías renovables como la solar, eólica, geotérmica y los biocombustibles representan una solución eficiente en la transición, mientras a través de la investigación científica se logra la necesaria eficiencia para hacer masivo el uso de hidrógeno. La química Abengoa, de España le compró en 300.000 euros, un desarrollo del Laboratorio de Procesos Catalíticos (LPC) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, de uso vehicular y para la petroquímica, a partir de alcohol vegetal, libre de emisión de «gases de efecto invernadero». La venta no fue de equipo, sino de ingeniería básica. El sistema que diseñaron es una unidad química portátil de tres etapas, probablemente suministrará hidrógeno combustible a un vehículo grande, no se sabe si terrestre o naval, cuya planta motriz (una celda de combustible de hidrógeno) es provista por los españoles. Lo revolucionario es que en sus tanques de combustible este vehículo misterioso llevará alcohol. Dado que el hidrógeno es difícil de almacenar en forma pura, es posible que la Argentina esté suministrando al mundo la solución más barata y sensata para transportarlo en el tanque del automóvil del futuro: como alcohol. Los integrantes del Laboratorio de Procesos Catalíticos (LPC) de la Facultad de Ingeniería de la UBA son Miguel Laborde, Norma Amadeo, Susana Larrondo, Pablo Giunta, Fernando Mariño, Graciela Baronetti, Roberto Tejeda, Verónica Mas, Betina Schönbrod, Gonzalo Alvaro y José Comas. Si bien Abengoa se quedó con la patente del conversor de etanol en hidrógeno, la propiedad intelectual del proceso quedara en manos del laboratorio argentino.
Fuente: Diario Los Andes