El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas calificó de Derecho Humano indispensable el acceso al agua para uso doméstico, que debe ser considerada un bien social y cultural y no un producto básico de carácter económico. Danielle Mitterrand, Presidenta de la Asociación Civil France Libertés y reconocida activista mundial por los Derechos Humanos, consideró que el agua debe dejar de ser tratada como una mercancía y convertirse en un Derecho Humano. En la Resolución 45/94, la Asamblea General de las Naciones Unidas recordó lo establecido en los principios de Estocolmo, determinando que todos los individuos tienen derecho a vivir en un Ambiente adecuado para su salud y bienestar. El hemisferio americano fue la primera región del mundo en reconocer el Derecho Humano a un Ambiente sano, de manera expresa y vinculante, mediante el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1988. Ese reconocimiento brindaría muchas esperanzas, dada la evidente relación entre el agua y la vida, con la protección de los Derechos Humanos y la posibilidad de garantía que su consagración implique para millones de personas, mejorar las condiciones del Ambiente y por ende, su calidad de vida”. El agua no es mercancía y no debería formar parte del comercio, por ello no se debería discutir sobre el recurso agua en la OMC, el CIADI. o en cualquier instrumento internacional como podrían ser los tratados de libre comercio e inversiones internacionales sobre reservas hídricas. Es por ello se deben rechazar todas las formas de venta o privatización del agua como recurso natural; debe ser siempre propiedad de los Estados soberanos.