“Cuando quieras emprender algo, habrá mucha gente que te dirá que no lo hagas; cuando vean que no pueden detenerte, te dirán cómo tienes que hacerlo; y cuando finalmente vean que lo has logrado, dirán que siempre creyeron en ti”.
John C. Maxwell

Encuentran insectos camuflados de 100 millones de años

Aspectos de las larvas de crisopas en ámbar y su reconstrucción artística. YANG DINGHUA

Los insectos ya eran capaces de disfrazarse para evitar ser reconocidos por sus depredadores hace 100 millones de años durante el Cretácico. Lo hacían envolviéndose en trozos de plantas, granos de arena o restos de sus presas. Un equipo internacional de investigadores, con la participación de la Universidad de Bonn, ha investigado estos «trajes» a medida que también permiten sacar conclusiones sobre el hábitat del momento. El estudio analiza 35 insectos preservados en ámbar hallados en Birmania, Francia y el Líbano. La larva de la crisopa atacó a una especie de escorpión y utilizó sus poderosas piezas bucales para chuparlo hasta secarlo y se introdujo.  Este camuflaje protege a la crisopa de ser reconocido por los depredadores y, al mismo tiempo hace que sea más fácil para cazar su propia presa. Con este disfraz, la larva de crisopa finge ser alguien completamente diferente, e incluso asume el olor del pseudoescorpión, dicen los investigadores. Algunas larvas formaban una especie de armadura de caballero tal vez para protegerse contra las mordeduras de araña. Con el fin de confeccionar su disfraz, tienen sus extremidades adaptadas. Otras aparecen envueltas en residuos de plantas, con el fin de confundirse con su entorno, y hacerse casi indetectables para los depredadores. Basado en el camuflaje de los diversos insectos conservados en ámbar, el equipo de investigación también extrajo conclusiones sobre el hábitat en el momento. El examen de un antepasado de la hormiga león bajo el microscopio mostró que el camuflaje consistía en pequeños trozos de helecho. Se trata de especies de helechos que, por ejemplo, eran los primeros tipos de plantas en recolonizar después del fuego. Es de suponer que, en el Cretácico, el fuego afectó a los árboles y estimuló la producción de una resina inusualmente fuerte. De esta manera, las larvas disfrazadas quedaron atrapados en la resina de árbol y dejaron plasmada la escena hasta hoy en día.

Fuente: Revista Science Advances