Fue aislado por primera vez hace mas de una década, pero al grafeno siguen apareciendo nuevas aplicaciones de lo más variadas. El último milagro de uno de los materiales más finos, flexibles y fuertes que conocemos: hacer potable el agua del mar.
Investigadores de la Universidad de Manchester ha desarrollado unas membranas de óxido de grafeno que no se hinchan en contacto con el agua y son capaces de tamizar las sales comunes. El tamaño de sus diminutos poros puede controlarse con precisión hasta la escala atómica, lo que sirve para separar la sal disuelta en agua (así como otros iones y moléculas, si se ajusta su tamaño al de estas partículas).
Los hallazgos, publicados este lunes en la revista Nature Nanotechnology, demuestran el potencial del grafeno para la desalinización. A medida que el cambio climático reduce el abastecimiento de agua potable en las ciudades, esta nueva tecnología de desalinización puede proporcionar agua limpia a millones de personas que luchan por acceder a este recurso escaso.
Fuente: Nature Nanotechnology